Erótico I

Con un susurro pronuncias mi nombre,
murmuras palabras obscenas, enterneciendo la razón,
me tientas con miradas furiosas,
me dejo tentar, respondiendo con complicidad,
has abierto, la caja de las pasiones devotas del placer.
No puedo parar, a pesar de que soy una fiera que se mueve con recelo,
un demonio herido por un ángel caprichoso.
Me ofrezco como un regalo,
te insinúas como un presente,
una delicatessen para paladares vírgenes.

Desnudos, contemplamos la carne que vamos a devorar mutuamente,
nos olvidamos de la cordura, somos animales lascivos,
envolvemos cuerpos en una lucha de abrazos,
es un deleite tocar, palpar unos pechos de voluptuosidad tan suave,
te muerdo el cuello tiernamente con calma intensa,
quiero arrancarte los suspiros y que pidas más,
mientras, con la lengua dibujo el símbolo del infinito
en cada centímetro de tu piel.
Es difícil controlar, experimentar las sensaciones,
cuando te dominan las caricias que me infliges.

Mis deseos se endurecen en contacto con tus manos,
tus besos me castigan sin piedad,
si buscas una reacción estás a un paso de encontrarla,
la bestia está suelta y los dos somos la presa.
La excitación despierta los instintos,
pronto nuestros sexos se encuentran,
los dos se dejan penetrar, lentamente,
ahora, no hay prisa.
Acoplados nos miramos como si fuésemos pecados,
nos retamos y aceptamos el desafío,
nuestros movimientos se aceleran.

Quién domina a quién?
No me importa ser dominado,
tú arriba, yo abajo.
Es mi turno,
tú abajo, yo arriba.
El tiempo pasa, para nosotros no,
vivimos aislados entre besos, lenguas, caricias y licores sexuales.
Las embestidas cada vez son más duras,
cada vez más intensos los suspiros.
Hasta que te quedas quieta, tiemblas y te miro deshaciendote entre placeres.
La belleza del momento me abruma, me dejo caer exhausto.
Descansamos, pero, el juego no se acabado.